Diálogos a plena LUZ: Diálogo del orgullo

-¿El orgullo de qué?

-El orgullo de ser español. Simplemente eso. Hoy me siento especialmente orgulloso de ser español.

-¿Y por qué hoy precisamente?

-Por las muestras de apoyo a la nación y al Rey que se han dado en Ceuta y Melilla. Las imágenes que han aparecido en televisión me han dejado verdaderamente impactado y, lo reconozco, también me han hecho sentirme algo envidioso. Porque creo que en la Península estos sentimientos de españolidad no afloran de forma tan espontánea, y quizá debieran hacerlo más a menudo. De ahí mi identificación hoy con los habitantes de estas dos ciudades.

-La mayor parte de la población española se siente orgullosa de serlo. Pero no por ello necesita mostrarlo exteriormente de forma continua.

-Es cierto, no hace falta expresar el orgullo continuamente. Pero en determinados momentos se hace verdaderamente necesario. Creo que en Ceuta y Melilla así lo han creído. Han querido reivindicar su españolidad, quizá porque saben valorarla en su justa medida, al conocer más de cerca otras realidades. Para ellos, la bandera roja y gualda es mucho más que un "trozo de tela". Es símbolo de democracia, de derechos humanos, de progreso social y económico, de respeto multicultural. Para ellos, la Corona representa la estabilidad en todos estos ámbitos, la unidad de distintas regiones que, juntas, todas juntas, contando con los archipiélagos y las ciudades autónomas, han conseguido en los últimos años mucho más que muchas otras naciones en toda su historia. Quizá los españoles de la Península no somos tan conscientes de ello, al no estar separados por una simple frontera de un continente que verdaderamente es "otro mundo". Quizá, no lo conozco realmente pero es mi percepción, en Ceuta y en Melilla las palabras "libertad" o "democracia" tienen un valor mucho mayor. Y por ello aprecian más nuestra bandera, porque ella lleva consigo estos términos. Al pensar todo esto hoy me siento también orgulloso de ser español, orgulloso de mi país y de su Jefe de Estado. Y lo expreso abiertamente. No para situarme en contra de nada ni de nadie, ni por adscribirme a una determinada ideología política o a otra. Tampoco es afán nacionalista. Todas las naciones que hay en el mundo (y delimitarlas es algo más que una cuestión geopolítica) tienen su valor intrínseco, y no hay de por sí unas superiores a otras. Pero la nación con la que yo me identifico es España, es lo que siento, y por eso hoy grito lleno de orgullo: ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

-Más que un diálogo, esto parace un mitin...